Las etapas unipuerto, por desgracia, se han ido convirtiendo en una de las señas de identidad de la Vuelta a España. Tras la reciente presentación del recorrido para la edición del 2025, un total de cuatro etapas tendrán estas características. Serán los finales en Puerto Limone, Valdezcaray, Larra Belagua y Morredero.
Cuesta comprender el abuso que se hace de este tipo de etapas en cada edición de la Vuelta a España. En los últimos años, las jornadas unipuerto, o de terreno ondulado con final en alto como califica la organización, se han caracterizado por su previsibilidad y ausencia estratégica. Las fugas no suelen tener oportunidades a no ser que el pelotón lo consienta, los ataques de los favoritos se limitan a los kilómetros finales y las diferencias que se establecen son de pequeños segundos.
3ª etapa – 25 de agosto: San Maurizio Canavese – Ceres / 139 km. Unipuerto
10ª etapa – 2 de septiembre: Parque Sendaviva – Larra Belagua / 168 km
17ª etapa – 10 de septiembre: Barco de Valdeorras – Alto Morredero / 137 km.
Las cuatro etapas unipuerto del 2025 presentan un perfil prácticamente calcado. Cuesta diferenciar una de la otra sino se mira el nombre del puerto final. El desarrollo de la carrera y su emoción dependerá siempre de la actitud de los corredores, pero desde luego que con este tipo de recorridos no se estimula mucho la estrategia y la valentía. Y cuatro etapas así en una misma edición, sinceramente, no tiene mucho sentido.
Es cierto, que, en ocasiones, las jornadas unipuerto pueden ser entretenidas. Finales explosivos, con pendientes imposibles, en los que los ciclistas se retuercen sobre sus bicicletas, siempre dejan imágenes espectaculares para el espectador. Como por ejemplo, la etapa de Las Planches des Belles Filles del Tour de Francia del 2023.Pero la reiteración de este tipo de etapas en los recorridos de las grandes vueltas puede acabar generando monotonía y desgate al espectador. Ya que ,salvo sorpresa, todas estas etapas suelen llevar un desenlace muy similar.
España, por su orografía, a pesar de ser un país muy montañoso resulta difícil hacer encadenados como en el Tour o en el Giro. Además de que no suelen superar los 2.000 metros de altitud. Sin embargo, hay potencial más que de sobra para elaborar recorridos originales y creativos más allá de los monótonas jornadas monopuerto. Ejemplos de ellos son las etapas de País Vasco y de Galicia, de terreno quebrado sin un metro de descanso y un continuo sube y baja proclive para cualquier tipo de estrategia. Se debería primar más etapas de media montaña, que no tiene porque finalizar en alto, que las insulsas y previsibles unipuerto.
11ª etapa – 3 de septiembre: Bilbao – Bilbao / 167 km
Las etapas unipuerto se han convertido en un producto de los tiempos en los que vivimos. Etapas cortas, explosivas e intensas en los minutos finales para crear un producto televisivo visualmente atractivo. Aunque fácilmente olvidadizas. Y es que pocas veces la historia del ciclismo se ha forjado en días de monopuerto.