En la primavera de 1912, en el municipio madrileño de San Agustín de Guadalix, nació Julián Berrendero. En una España de blanco y negro, sumida en la pobreza, la desigualdad y el caciquismo, se forjó uno de los más grandes mitos del ciclismo nacional.
Berrendero, escalador portentoso, con piernas de musculatura tersa y fuerte, donde las venas se le marcaban bajo su fina piel, logró ser el primer español en llevarse la Vuelta a España. Su vida, marcada por la Guerra Civil, fue una continua resistencia ante los elementos. En aguantar, persistir y no desfallecer tanto en los kilómétricos puertos alpinos como en su vida personal.
Su tez oscura, curtida por el sol, contrastaba con sus ojos azules claros, lo que le valió el sobrenombre de “ El negro de los ojos azules”.
Berrendero durante una de las Vuelta a España que consiguió ganar. Foto: Pinterest
Infancia e inicios profesionales de Julián Berrendero
Con apenas 10 años, Berrendero comenzó a trabajar. Sus labores se limitaban a recoger las piezas de caza menor que eran abatidas durante cacerías organizadas por los señoritos del lugar.
Durante su juventud también trabajó en la construcción y en la ganadería. Siempre se desplazaba de un lugar a otro en una desvencijada y rígida bicicleta de hierro, que iba esculpiendo la musculatura de sus piernas.
Berrendero comenzó a participar y destacar en carreras de nivel amateur. En 1935, tras finalizar el servicio militar, se llevó su primer triunfo importante: el Campeonato de Castilla. Ese mismo año se impuso en la Vuelta a Galicia y logró el tercer puesto en la Vuelta al País Vasco, que fue ganada por el italiano Gino Bartali.
En 1936 hizo su debut en la Vuelta a España, logrando un meritorio cuarto puesto que le valió para ser el mejor español de la general. Este buen papel en la Vuelta le sirvió para ser seleccionado meses después para participar en el Tour de Francia. En su debut en la ronda gala, Berrendero se descubrió ante el mundo como un excelente escalador. Un periodista francés llegó a decir de él: “tiene el más bello estilo de todos los escaladores. Viéndole trepar maravilla y sube mejor cuanto más dura es la pendiente”.
En su primera participación en tierras francesas logró la undécima posición de la general y la clasificación de la montaña. A pesar de su buena actuación deportiva, en España había estallado la Guerra Civil. Berrendero condenó ante la prensa francesa la agresión al gobierno republicano, y decidió instalarse en la localidad pirenaica de Pau junto a su compañero de equipo Mariano Cañardo, donde estuvieron regentando una tienda de bicicletas.
En 1937 volvió a participar en el Tour de Francia. Berrendero firmó un manifiesto en favor de la República y se comprometió a donar la mitad de sus ganancias a los niños huérfanos de la guerra. Logró la victoria en la jornada reina de aquella edición. Una etapa de cerca de 200 kilómetros entre las localidades de Luchon y Pau, donde tuvo que superar Peyresourde, Aspin, Tourmalet y Aubisque. Berrendero llegó en solitario a la línea de meta con más de dos minutos de diferencia con sus perseguidores.
El regreso a España de Berrendero tras la Guerra Civil
Una vez finalizada la guerra, Berrendero decide cruzar la frontera y regresar a España. Tras casi tres años fuera del país, echa de menos a su familia y amigos, llega a Irún. En la localidad guipuzcoana es detenido por las autoridades del nuevo régimen al comprobar su identidad y pasaporte republicano. A partir de entonces le espera un calvario de meses recluido en campos de concentración. Primero en el campo de Miranda de Ebro ( Burgos). Meses después en la localidad cántabra de Torrelavega y finalmente en el campo de concentración de Rota ( Cádiz).
En la localidad gaditana, un capitán de alto rango pasa revista a los nuevos presos, entre los que se encuentra Berrendero. El capitán, de rictus serio y severo, se detiene ante Berrendero y le espeta en un tono totalitario “Usted, venga conmigo”. Son tiempos oscuros en España, es la época de los fusilamientos masivos y las fosas comunes, del odio y el resentimiento. Berrendero, con los nervios agitando su debilitado organismo, obedece.
En el despacho, el capitán abraza entre llantos a Berrendero, y le pregunta “¿No me conoces?”.El capitán era José Llona, un ciclista vizcaíno que había compartido pelotón con Berrendero antes de que la sangre y las armas tomarán España. Berrendero relata este acontecimiento en sus memorias con una mezcla de estupefacción y alivio: «Ordenó que me pusieran dos huevos fritos con patatas. Me supieron a gloria». A partir de este encuentro su vida cambió por completo. José Llona le protegió y contribuyó a que le indultaran. Tras 18 meses en campos de concentración, período en el que sobrevivió al hambre, a los trabajos forzados y a las enfermedades, volvió a subirse a una bicicleta para participar en la Vuelta a España de 1941.
La Vuelta a España de 1941
En una España de posguerra, pobre y destruida, con el olor a muerte aún en el ambiente, tuvo lugar la tercera edición de la Vuelta a España. La administración franquista promovió la Vuelta a España bajo el eslogan “la vuelta a una nación renacida”. Con el objetivo de utilizar el evento como una forma de reconstruir un país que ellos mismos se habían encargado de destrozar.
Una Vuelta a España que tuvo más de 4.000 kilómetros en 21 etapas y con salida y llegada final en Madrid. Julián Berrendero logró en aquella edición llevarse dos etapas y la clasificación general. Nunca mencionó sus 18 meses en los campos de concentración, posiblemente por temor a represalias. Fue capaz de digerir el resentimiento y el odio sufrido en los campos de concentración para transformarlo en fortaleza y resistencia. Berrendero se convirtió en el primer ciclista español en llevarse la general de la Vuelta.
Un año después, regresó a la Vuelta a España y volvió a imponerse en la clasificación general. Además de llevarse la montaña y dos victorias de etapa.
Portada del diario Marca de 1942, tras la victoria final de Julían Berrendero en la Vuelta a España, acompañado de su madre.
Berrendero no volvería a ganar la Vuelta. Logró la segunda posición de la general en las ediciones de 1945 y 1946. También destaca en su palmarés el Campeonato de España o la Volta a Catalunya de 1943 y 1946.
Regreso al Tour de Francia y retirada del ciclismo profesional
En una Europa asolada por la II Guerra Mundial, en la que ni el Tour de Francia ni el Giro de Italia se pudieron organizar, Berrendero no tuvo la oportunidad de intentar ampliar su palmarés. En 1949, ya con 37 años, regresó al Tour de Francia,pero el cuerpo no le daba para más. Tuvo que abandonar en la quinta etapa y subirse al coche escoba, algo que enfadó al general Moscardó, responsable de deportes del regímen franquista, que amenazó con retirarle la licencia. Berrendero, cansado de la competición, decidió retirarse del ciclismo profesional.
Berrendero, tras su retirada, decidió montar una tienda de bicicletas en el madrileño barrio de Tetuán: “Bicicletas Berrendero”. El mejor ciclista español de los años cuarenta, y a día de hoy uno de los grandes desconocidos de la historia ciclista, falleció en 1995 a los ochenta y nueve años. Con un palmarés que alcanzó las noventa victorias como profesional y un periplo de 18 meses en campos de concentración franquista sorteando a la muerte.
Berrendero, el quinto por la izquierda, inaugurando su tienda de bicicletas. Foto: Página de Facebook dedicada al ciclista