La ascensión a los Lagos de Covadonga es el final en alto más repetido en la historia de la Vuelta a España. Con la subida de esta edición, será la vigesimotercera vez que una etapa de la ronda española finaliza en la mítica cima asturiana.
A diferencia del Tour de Francia o el Giro de Italia. La Vuelta a España ha tenido más dificultades en consolidar grandes puertos de montaña en su itinerario. Tourmalet, Alpe d’Huez, Mont Ventoux, Mortirolo, Stelvio o Zoncolan, entre muchos otros pasos de montaña, son algunas de las grandes señas de entidad que conforman la idiosincrasia de la Grande Boucle o la Corsa Rosa. Puertos largos y de pendientes prolongadas que se acercan, o superan, a la barrera de los 2.000 metros de altitud. Se encuentran, además, en parajes naturales de un gran valor medioambiental y con un importante atractivo visual para el espectador.
En España, a pesar de ser uno de los países más montañosos del continente, predominan sierras de baja altitud, lo que hace difícil tener largos puertos de montaña como a los que los franceses les gusta llamar Hors Catégorie. Muchas de las subidas típicas de la Vuelta a España se caracterizan por su escaso kilometraje y elevada pendientes. Los críticos denominan a este tipo de ascensiones cuestacabrismo. Que consiste en ver a los ciclistas a golpe de riñón y retorciéndose sobre la bicicleta haciendo eses por un camino escasamente asfaltado.
Por otra parte, algunas de las grandes cadenas montañosas que hay en España, como la Cordillera Bética o el Sistema Central se caracterizan por su aridez vegetal y por un suelo pedregoso. Como es el caso de la ascensión a Sierra Nevada (segunda llegada en alto más recurrente en la Vuelta a España), o los puertos de Mijares y Serranillos en la Sierra de Gredos. Estos puertos de montaña superan los 15 kilómetros de longitud, pero su ubicación en parajes desoladores e inhóspitos, aunque no exentos de belleza, puede que haga más complicado crear una imagen atractiva al espectador extranjero.
Pocos deportes se nutren tanto del simbolismo y la historia como el ciclismo. Las hazañas y los descalabros de los ciclistas conforman el relato de este deporte, pero también lo hacen los lugares y las carreteras que atraviesan. En este sentido, los puertos de montaña se han acabado convirtiendo en el principal estandarte de las grandes vueltas, y en lo que se refiere a la Vuelta a España, se ha encontrado en los Lagos de Covadonga uno de sus activos más reconocibles desde que se subió por primera vez en 1983.
Paraje de los Lagos de Covadonga. Fuente: Pinterest
Los Lagos de Covadonga se encuentran dentro de uno de los parajes naturales más emblemáticos de España, el Parque Nacional de los Picos de Europa. La ascensión reúne todos los ingredientes necesarios para situarse como un puerto de referencia a nivel europeo: dureza, kilometraje y un entorno natural único. Además, es un enclave que tiene un alto significado histórico, cultural y espiritual. Siendo testigo de la Batalla de Covadonga en el siglo VIII entre las tropas musulmanas y cristianas, y cuenta con un santuario que es un importante centro de peregrinación.
La subida a los Lagos de Covadonga consta de un total de 14 kilómetros con una pendiente media cercana al 7%. Por altitud, alcanza los 1.124 metros, no se puede comparar con los grandes puertos pirenaicos o alpinos. Aunque el importante desnivel que hay que superar para llegar a su cima hace que se pueda considerar como un puerto de categoría especial. La subida culmina en dos lagos de origen glaciar, el Lago Enol y de Ercina.
Si hay un tramo conocido y decisivo dentro de la ascensión a Los Lagos es la Huesera. Una larga recta de 800 metros que se encuentra en la parte final de la subida y donde la pendiente no baja en ningún momento del 12%. Como bien indica su nombre, los ciclistas se ven obligados a retorcer cada uno de los huesos que conforman su organismo para afrontar con solvencia las exigentes rampas.
Alberto Contador, Joaquim Rodríguez y Alejandro Valverde en la subida a los Lagos de Covadonga en la Vuelta 2014. Fuente Bettini Photo
Marino Lejarreta inauguró la llegada a los Lagos de Covadonga en 1983
El 2 de mayo de 1983. En una etapa de 188 kilómetros entre la localidad palentina de Aguilar de Campoo y los Lagos de Covadonga se estrenaba el puerto asturiano. El primero en alzar los brazos fue el ciclista vasco Marino Lejarreta, seguido de cerca por Bernard Hinault. El ciclista francés, al finalizar la etapa, comparó la ascensión a Covadonga con Alpe d’Huez, lo que le generó una fama internacional inmediata al nuevo coloso del ciclismo europeo. La subida a los Lagos se incluyó de forma consecutiva en cinco ediciones de la Vuelta tras su estreno.
Desde aquella primera ascensión a Los Lagos de Covadonga, la presencia de la Vuelta a España ha sido muy frecuente. Su cima ha sido testigo de grandes actuaciones que han tenido como telón de fondo el inconmensurable paraje de los lagos.
Histórico de vencedores
Entre los vencedores destacan Laurent Jalabert, Pedro Delgado y Lucho Herrera. Todos ellos han conseguido imponerse en dos ocasiones en la cima asturiana. Otros escaladores destacados como Robert Millar, Pavel Tonkov, Nairo Quintana o Thibaut Pinot inscribieron su nombre en el palmarés de victorias. También ha habido lugar a sorpresas, como la victoria del corredor andaluz Antonio Piedra en la edición de 2012. El por entonces ciclista del Caja Rural logró culminar una fuga de gran calidad que le sirvió para levantar los brazos en solitario.
El próximo 3 de septiembre los Lagos de Covadonga tendrán protagonismo un año más en la Vuelta a España. La presencia de Primoz Roglic puede hacer que el esloveno se una al selecto club de dobles vencedores en Los Lagos. Y es que el coloso asturiano, por historia, dureza y entorno, es, sin duda alguna, el gran símbolo de la ronda española.