Es apasionante.
Ver una carrera femenina de ciclismo es sinónimo de no aburrimiento.
Reconozco que hace relativamente poco tiempo que sigo con atención el ciclismo en féminas.
Mea culpa. Me arrepiento de no haber empezado antes. El machismo, aún imperante en nuestra sociedad, también afecta a los deportes. Y mucho.
Desde hace aproximadamente dos temporadas, el ciclismo femenino va ganando poco a poco en visibilidad. Las cadenas y plataformas televisivas se han dado cuenta que existe una comunidad que sigue cada vez más a este deporte.
Y esto no es fruto solamente de decir “hombres y mujeres tienen que tener las mismas oportunidades”. Va mucho más allá.
Va de entender el ciclismo femenino como un ciclismo distinto al masculino, que no inferior. Más bien al contrario.
A nivel de espectáculo, las carreras profesionales (y no profesionales) de féminas, son trepidantes.
Las escapadas tienen infinitamente más problemas en formarse, y sobre todo, en conseguir llegar a meta sin que el pelotón las termine alcanzando.
¿Por qué? Hay varios motivos que nos pueden hacer reflexionar. Pero sobre todo hay uno: el inconformismo. Nadie quiere dejar escapar una etapa, sea la carrera que sea. Sea el terreno que sea.
Las ganas de mostrar competitividad, de mostrar actitud, se manifiestan carrera tras carrera.
Las comparaciones siempre son odiosas, pero creo que en este caso son necesarias a la hora de valorar el mérito de las corredoras.
Hay etapas (y no son pocas) en el ciclismo masculino, dónde parece que está todo el pescado vendido incluso antes de empezar. Que hay cierta conformidad, cierto acomodamiento.
Existe presión en los equipos, por supuesto. Pero inconscientemente toda la caravana ciclista en categoría masculina sabe que, aunque haya etapas infumables, la audiencia estará ahí cuando la batalla se presente en carrera.
Eso en el ciclismo femenino no ocurre. Las corredoras tienen que demostrar, en cada una de las carreras, que las mujeres también dan espectáculo, y merecen ser vistas por los aficionados. Es por eso que se ven tantos ataques, tanta competitividad, en definitiva, tanto espectáculo.
Todavía queda mucho terreno que recorrer para reconocer cierta igualdad de condiciones en salarios, organización de carreras, seguimiento de medios, etc..
Pero hay una cosa segura: el ciclismo femenino existió, existe, y existirá. No es ninguna moda.
En las escuelas de ciclismo, intentamos fomentar la incursión de cada vez más niñas a empezar a practicar este deporte.
Este es el punto más importante. El origen. Dónde empieza todo.
Seguiremos trabajando.
[…] Con la cuarta etapa nos vamos al terreno escarpado a los puertos de media montaña y a los sube y baja que no te van hacer ganar el Giro, pero puedes perderlo. Día, además, muy bonito para posibles fugas, aunque ya sabemos que en el ciclismo femenino cuesta que lleguen. […]