La mejor sprinter del pelotón actual, Lorena Wiebes, se adjudicó por segunda vez la Ronde van Drenthe.
La carrera holandesa es ya un clásico en el calendario femenino. En apariencia llana y pensada para las mujeres más rápidas, es una clásica que ,en muchas ocasiones, sorprende a propios y extraños por su impredecible final.
La primera parte del recorrido, incluyendo los seis sectores de irregular pavé, transcurrieron con relativa calma en el pelotón. La aventura en solitario de la sudafricana Kerry Jonker durante unos cuantos kilómetros fue lo más destacado.
La batalla de Drenthe
Los últimos 50km fueron otra carrera distinta.
Ataques y contraataques sin cesar. Fuegos de artificio.
Después del primer paso por el Vam-Berg, y con la colaboración del siempre bienvenido viento de costado, el grupo principal se seleccionó con todas las favoritas.
Sabiendo que Wiebes es intratable en las llegadas masivas, los intentos por desarticular a su equipo fueron constantes.
En el penúltimo paso por el Vam-Berg, la helvética Elise Chabbey, combativa como siempre, estiró al grupo.
Tras momentos de lío y desconcierto provocados por una mala señalización en una rotonda, un grupo de cinco ciclistas abría un hueco interesante con nombres como Marlen Reusser o Alison Jackson.
Ellen Van Dijk y su motor inacabable se encargaron de neutralizarlas para luego intentar provocar el corte antes del último paso por la colina artificial. El Trek consiguió su objetivo de dejar en el segundo grupo a Wiebes pero, inexplicablemente, no se pusieron de acuerdo en el corte bueno para no dejar que la neerlandesa se reenganchara.
Error de principiantes que propició el reagrupamiento del grupo principal, y ahí Wiebes no perdonó: arrancó la primera el sprint para batir con suficiencia a la campeona del mundo Elisa Balsamo y la vencedora en Strade Bianche, Lotte Kopecky.
Segunda carrera del calendario World Tour y segundo espectáculo.
Ya lo vamos avisando desde hace tiempo, quién no disfruta del ciclismo femenino es porque no quiere.
Julián Fernández Ortiz