Tras la fatídica caída en el Giro d’Italia que le dejó fuera de la corsa rosa y el gran Tour de France, Mikel Landa está de vuelta. El vasco tiene claro el objetivo de final de año: La Vuelta a España. Fuera de las dos otras grandes vueltas del año, Mikel querrá resarcirse y ganar en casa. En su preparación hasta la salida de Burgos habrá otras 3 pruebas de casa; Clásica de San Sebastián el 21 de julio, Circuito de Getxo-Memorial Hermanos Otxoa al día siguiente y, por último la Vuelta a Burgos, del 3 al 7 de agosto.
Mikel Landa tuvo que abandonar el Giro bien pronto, en la quinta etapa. En la localidad de Cattolica. Horas después de este abandono, Mikel optaba por operarse en Rimini para comenzar su recuperación lo antes posible. Las lesiones eran: 5 costillas y una clavícula rotas. La recuperación pintaba larga y tediosa. Como al final se ha confirmado.
Su primera intención era recuperarse para la recta final del mes de Julio y poder participar en los Juegos Olímicos. Algo que fue descartado tras la falta de ritmo de competición y entrenos de calidad. Una vez que la cita de Tokio no estaba en la mesa, el gran objetivo del año se centró en la única gran vuelta que queda: La Vuelta a España. Más aún si tenemos en cuenta que el mundial presenta un trazado propio de una clásica del norte; piedras y cotas cortas. Algo que no va mucho con las características del de Murgía.
Este final de año puede que le sirva para asentar su futuro. Termina contrato en diciembre de este año y, aunque se da por supuesto la oferta de renovación de Bahrein, no hay nada confirmado aún. Habrá que esperar nuevos objetivos y acciones para confirmar el futuro del landismo.