Tras ocho días de competición, el eritreo Henok Mulubrhan (Bardiani CSF) se ha llevado la general del Tour de Ruanda. En el pódium le acompañaron dos jóvenes promesas del ciclismo europeo, el italiano Walter Calzoni (Q36.5) y el belga William Lecerf (Soudal -Quick Step).

El Tour de Ruanda todavía es una carrera desconocida para el gran público, pero el entusiasmo que pone todo el país en su organización merece ser reconocido.

El ciclismo ha sido tradicionalmente un deporte que se ha limitado al continente europeo, aglutinando en su territorio la mayoría de las pruebas del calendario. Durante las últimas décadas se ha experimentado un proceso de globalización por el que cada vez se celebran más carreras fuera de las fronteras europeas. Prueba de ello son el UAE Tour, el Saudi Tour o el Tour de Omán. Aunque estas pruebas se han ido consolidando a golpe de talonario y sin ningún tipo de cultura ciclista en dichos países.

Dentro de este contexto de globalización, Ruanda, un pequeño estado situado en el corazón del continente africano ha ido haciéndose un hueco en el calendario internacional.

Ocho días de competición con un público entregado

El Tour de Ruanda es una de esas pruebas que sin estar en el foco mediático va generando año tras año una mayor repercusión. Regalando al espectador imágenes de un exótico territorio en el que la población local vive la carrera con una tremenda pasión. Según datos de la organización, cerca de dos millones de ruandeses se han congregado a lo largo de las ocho etapas de esta edición a animar al pelotón. Y es que el uso de la bicicleta en Ruanda, más que un deporte es una forma de vida.

El Tour de Ruanda inició su andadura en 1988. Tras tres ediciones, se tuvo que suspender en 1991 debido a los conflictos étnicos entre hutus y tutsis que sucumbían al país en la miseria. El episodio más desgarrador fue el intento de exterminio de la población de la etnia tutsi. Entre abril y julio de 1994 cerca de un millón de tutsis fueron asesinados ante la pasividad de la comunidad internacional. Cien días que inundaron de sangre el país y lo convirtió en una inmensa fosa común. Tras estos acontecimientos, el gobierno hutu radical fue finalmente derrocado.

A finales de los noventa el país fue ganando estabilidad, lo que generó que en el 2001 se volviera a retomar el Tour de Ruanda. Desde entonces, la carrera se ha ido celebrando de forma ininterrumpida y se ha consolidado como la principal herramienta de cohesión del país.

En el año 2009 la carrera asciende a la categoría UCI 2.2 lo que dio lugar a que acudieran equipos de más nivel. En 2011, el estadounidense Kiel Riejnen se convierte en el primer ciclista no africano en ganar la carrera. Reijnen afirmaba que correr en Ruanda fue una experiencia inolvidable por como el público se volcaba con la carrera. En este rincón de África las fórmulas de entretenimiento para la población son muy reducidas. Por lo que el paso de la carrera se convierte en una auténtica fiesta que preparan con días de antelación.

A Ruanda se le conoce como “el país de las mil colinas” debido a su abrupta orografía. Por lo que en cada edición los corredores tienen que hacer frente a un exigente recorrido con numerosos metros de desnivel. Uno de los puntos más emblemáticos por los que pasa cada año la carrera es el Muro de Kigali. Una empinada cuesta adoquinada con tramos al 20% de desnivel que recuerda a los muros del Tour de Flandes.

Subida al muro de Kigal. Foto Tour du Rwanda
Subida al muro de Kigali. Foto Tour du Rwanda

En el 2019 la carrera asciende a categoría 2.1 de la UCI pudiendo participar equipos del World Tour. Durante las últimas ediciones corredores destacados como Pierre Rolland, Rein Taaramäe o Alexis Vuillermoz han tomado la salida del Tour de Ruanda.

En la edición de 2023 ha relucido la presencia de Chris Froome, siendo uno de los grandes protagonistas de la carrera. En la quinta etapa, Froome lanzó un ataque a más de cien kilómetros de la meta para marcharse en solitario. Recordando por momentos a la memorable etapa de Finestre que le dio el Giro de Italia 2018. Bajo un tremendo aguacero, fue abriendo hueco por las enmarañadas carreteras ruandesas, aunque tuvo la mala fortuna de pinchar en dos ocasiones y sufrir una caída. Finalmente el pelotón le neutralizaría.

La presencia de un corredor como Froome en el Tour de Ruanda es un claro síntoma de como la carrera va adquiriendo una mayor notoriedad.

Chris Froome en cabeza de carrera durante la quinta etapa de la edición 2023. Foto Israel PremierTech
Chris Froome en cabeza de carrera durante la quinta etapa de la edición 2023. Foto Israel PremierTech

Ruanda albergará el mundial de 2025

Por afición, recorrido y paisaje. Ruanda reúne todos los ingredientes para que la carrera vaya adquiriendo un mayor protagonismo internacional. La celebración del Campeonato del Mundo de Ciclismo 2025 en la capital ruandesa de Kigali, puede ser todo un escaparate al mundo de mostrar a Ruanda como un país apasionado del ciclismo.

Hoy en día, el rasgo más distintivo de Ruanda sigue siendo los horrores de su pasado. Existe un esfuerzo político en limpiar la imagen del país a través del deporte, y en especial con el ciclismo. El Tour de Ruanda ha logrado cohesionar al país y la carrera se ha convertido en uno de los emblemas más importantes de su reconstrucción. Ruanda no debe olvidar su pasado, pero tiene que mirar al futuro.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *