El cierre que casi seguro tiene todo el mundo en la cabeza de una prueba ciclista. Hay muchos lugares emblemáticos en este deporte como Alpe d’Huez, Mortirolo, Angliru, Oude Kwaremont, el mur d’Huy o tantos otros, pero pocos tan reconocidos como el velódromo de Paris – Roubaix. Una vuelta y media a este «monumento» del ciclismo cierra más de 200km de dureza y espectáculo antes de dar «la piedra» al vencedor y concederle la ducha en las instalaciones de este condecorado lugar. Vamos a repasar todo lo que sabemos de él.
Vélodrome André-Pétrieux, no siempre acabó aquí la Paris-Roubaix
Su nombre es Vélodrome André-Pétrieux y se encuentra en la localidad de Roubaix, muy cercana a la ciudad de Lille: limítrofe entre Bélgica y Francia. Técnicamente tiene 500m de longitud y curvas peraltadas a 37º, lo que no es extraño en este tipo de instalaciones. Fue inaugurado en 1936 y desde el año 1943 fue el final de la prueba ciclista de un día por antonomasia de Francia que nace en París.
El anterior velódromo fue construido en 1895 y destruido en 1924 con el objetivo de ser el final de esta prueba. Théodore Vienne y Mauricio Pérez (descendientes de españoles) fueron los promotores de la construcción del velódromo y la creación de la prueba. La idea era unir Paris y la ciudad de las mil chimeneas: así llamaban a Roubaix por su actividad industrial.
Madera por cemento, la guerra hizo mella en el velódromo
Originalmente la pista era lucida en madera como era lo habitual. No obstante, por el asedio de la ciudad durante la II Guerra Mundial, la pista quedó totalmente destruida y hubo que cambiarla por cemento. Esto dejó bastante destartalado y con una imagen un tanto decadente el velódromo de la ciudad. Si te pasas por allí en un momento que no esté la Paris – Roubaix preparándose, te llevas una imagen un poco desoladora del sitio ciertamente. Eso sí, cuando están engalanando la zona es, sin ninguna duda, un sitio espectacular en el que se respira ciclismo.
Al sprint o en solitario, siempre especial en Paris – Roubaix
Ediciones en las que se ha llegado solo y triunfante como la de Cancellara en 2010 el velódromo ha sido el hervidero de la celebración. El baño de masas en el que poder regodearte y celebrar la victoria con los pocos elegidos que allí se reúnen. Un momento de ensueño y mágico que han disfrutado los más grandes de este deporte.
Un momento histórico que se vivió con una entrada en solitario tuvo lugar el año 2021. Primera edición de la Paris – Roubaix femenina y Lezzie Deignan llegó en cabeza de carrera considerablemente emocionada por tener el privilegio de ser la primera mujer en la historia en ganar esta prueba.
Otras ediciones, sin embargo, se jugaron en un apretado y emocionante sprint. Así fue en la edición de 2021 en la que, sorprendentemente, Sonny Colbrelli le arrebató la victoria a Mathieu van der Poel y Florian Vermeersch en la que, con casi toda seguridad, fue la edición más espectacular del siglo.
Veremos cómo acaba hoy la edición de chicas y mañana la de chicos y qué nuevos vencedores podemos condecorar desde la semana que viene.
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Referencias para el artículo (con agradecimiento expreso): Wikipedia, Tuvalum, rouleur, TuristaVuelta y FloBikes.