Esta temporada está siendo la última para grandes ilustres del pelotón internacional. Tras 15 temporadas como profesional, Mikel Nieve se despidió corriendo por undécima vez el Giro de Lombardía. Desgraciadamente una caída le impidió acabar la prueba y cruzar la meta en Como. Tampoco pudo correr la pasada edición de la Vuelta a España, ya que su equipo, el Caja Rural-Seguros RGA, no recibió una de las invitaciones por parte de la organización.  Hubiera supuesto su vigésimo tercera participación en una Gran Vuelta y la oportunidad de despedirse a lo grande de todos los aficionados españoles. Pero no hay nada que lamentar, sus méritos deportivos le han brindado una carrera envidiable.

Desde su debut como profesional, el navarro ha completado una sólida trayectoria en los equipos World Tour en los que ha estado, logrando por el camino importantes victorias en algunas de las mejores carreras del mundo. En su palmarés sobresalen cinco victorias, además de hacerse con el maillot de rey de la montaña –maglia azzurra– del Giro de 2016. Tres en el Giro de Italia, –para el recuerdo de los más forofos la que consiguió en el Giro de Italia de 2011 al imponerse en la etapa reina, de 230 kilómetros con 6.100 metros de desnivel positivo y casi 7 horas y media de esfuerzo titánico–, una en la Vuelta a España y otra en el Criterium de Dauphiné. En Tour de 2018, en las filas del Mitchelton-Scott, se quedó a las puertas de entrar en el selecto club de ganadores de etapa en las tres Grandes. Nieve, totalmente desfondado tras una cabalgada descomunal en solitario, fue cazado en el último kilómetro de la undécima etapa camino de La Rosière por el ganador de ese año, el galés Geraint Thomas.

A los éxitos hay que añadirle su enorme regularidad a lo largo de toda su carrera. Hasta la Vuelta de 2021, el ciclista de Leitza había terminado en el Top-25 de la general en todas las Grandes Vueltas por etapas que había finalizado (sólo abandonó en el Tour de Francia de 2020). Sus seis Top-10 en Grandes Vueltas (cuatro en la Vuelta y dos en el Giro), con un 8º puesto en la ronda española de 2015 como mejor resultado, avalan su compromiso y fuerte mentalidad. 

Esta es seguramente la cualidad que más han valorado los compañeros y equipos por los que ha pasado –Euskaltel-Euskadi, Sky, Mitchelton-Scott, Caja Rural-Seguros RGA– el bueno de Mikel. Su motor diesel, su capacidad para no desconectar ni dejarse llevar, le permitió ser un pilar clave en el antiguo Sky de Chris Froome, con el que conquistó las ediciones de 2016 y 2017 del Tour y la de 2017 de la Vuelta, siendo siempre el escudero más fiel del cuádruple ganador de la Grande Boucle.

Mikel Nieve junto a Chris Froome en la edición de la Vuelta a España de 2017

Cuando Nieve anunció que esta sería su última temporada como profesional, Chris Froome, se refirió a él como “el mejor compañero de equipo de todos los tiempos”. Probablemente de no haber trabajado tanto para sus jefes de filas, el navarro gozaría de algún que otro trofeo más en sus vitrinas. Pero eso nunca le ha preocupado, siempre ha declarado que se siente orgulloso de lo que ha hecho, y que jamás hubiera imaginado poder competir al más alto nivel con los mejores.

El hombre de las fugas maratonianas, amante de las aventuras en soledad más que del pelotón, y de las montañas más altas donde la nieve adorna las cumbres, regresó en su última temporada a la que fue su casa, Caja Rural, cuando aún competía en la categoría amateur, donde ya dejó muestras de su calidad. El navarro ha terminado ejerciendo de líder y referente de los jóvenes talentos de la formación. Ojalá muchas de estas promesas puedan seguir su ejemplo y aprendan de su calidad deportiva y humana.

El pasado 30 de agosto, en una carta en euskera, español e inglés, Mikel Nieve anunciaba que colgaba la bicicleta:

Un comentario en «Mikel Nieve: Escudero fiel, escalador en soledad»

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