Muchos le pedían a los dioses del ciclismo lluvia en el «Infierno del Norte» y ellos respondieron al llamado, dejándonos una carrera que se quedará en la retina de los aficionados, encandilados por un espectáculo dantesco, dramático y alucinante. El italiano, Campeón de Italia y de Europa, Sonny Colbrelli conquista una brutal Paris Roubaix, ante la agradable sorpresa el joven belga Florian Vermeersch y un magnífico Mathieu van der Poel que no pudo rematar su majestuosa faena en el mítico Vélodrome André-Pétrieux.
Carrera épica, cruel para todos
Solo había que ver las caras de los ciclistas antes y después de encarar los primeros sectores de pavé. Una lluvia intensa les acompañó desde el inicio en Compiègne y con mucho riesgo entraron en terrenos de piedra, charcos de agua y barro, mucho barro. Más que una carrera en ruta, parecía una prueba del Campeonato del Mundo de Ciclocross. La carrera fue de supervivencia, solo los más fuertes y más habilidosos permanecieron en la parte delantera. Greg van Avermaet fue muestra de ello.
Destacaban los Deceuninck – Quick-Step con Kasper Asgreen, el local Florian Sénéchal e Yves Lampaert. Mathieu van der Poel, Tim Merlier y Gianni Vermeersch por parte de un Alpecin Fenix que parecía reservarse a los tramos más difíciles. Del Jumbo Visma, Wout van Aert acompañado de un sorprendente Dylan Groenewegen y de Nathan van Hooydonck con Timo Roosen como escuderos. Y un Bahrain superlativo, con Matej Mohorič, Marco Haller, Heinrich Haussler y un sólido Sonny Colbrelli.
Una Paris – Roubaix épica y cruel dejó rápidamente en el camino a sus primeras víctimas, entre los más perjudicados Stefan Küng con sendas caídas en asfalto y en los fangosos adoquines, el campeón Peter Sagan que se despidió de luchar por la carrera en un charco en un asfalto resbaladizo y peligroso, y el danés Mads Pedersen caería en el impresionante tramo de La Trouée d’Arenberg.
En la fuga destacaron de manera brillante Gianni Moscon del INEOS Grenadiers, Florian Vermeersch del Lotto Soudal y Nils Eekhoff del Team DSM. El italiano fue el protagonista absoluto de la carrera, siendo el más fuerte hasta su inoportuno pinchazo a 30km para el final y una caída en el barro 4km después. Una ventaja de más de 1’20» sobre sus perseguidores que se esfumarían de manera cruel y dramática para todos.
van der Poel atacó, van Aert perdió su rueda
MVDP sí dijo ‘PRESENTE’ en esta mítica Paris – Roubaix. Después de un poderoso acelerón de Mathieu van der Poel en el Arenberg, la carrera se seleccionó entre los favoritos, Wout van Aert mal posicionado parecía solventar esas situaciones esquivando ciclistas que caían justo delante de él. Pero a 70km de meta la bestia volvió a atacar, rompió el grupo de los candidatos, WVA incluido que viajaba muy retrasado, y a su altura solo siguió un fuerte Lampaert, incapaz de seguir a un desatado van der Poel kilómetros después.
En esos movimientos estaba un enorme Sonny Colbrelli, que demostraba una fuerza inusitada. Siempre dio un punto de más, primero en el Arenberg y después consiguiendo unos metros sobre los ciclistas que le acompañaban y que perseguían a los ciclistas cabeza de carrera en los tramos decisivos. A su altura llegó la bestia van der Poel, imparable, parecía que hacía una de las suyas tipo carrera de Ciclocross. Pero Moscon, exhibiéndose, nos dieron momentos de tensión, sobrecogimiento, drama y digno espectáculo hasta la meta.
Colbrelli conquista una brutal Paris Roubaix
En el Carrefour de l’Arbre, a 17km para llegar al Vélodrome André-Pétrieux, van der Poel, Colbrelli y un sorprendente Vermeersch cazaron al desafortunado Moscon. Atacaría van der Poel una y otra vez pero sin éxito, el joven belga y el campeón europeo se soldaron a su rueda. Ya no tenía la misma fuerza que 50km atrás y esto quedó visto para sentencia en Roubaix. En el mítico escenario la velocidad de Sonny fue decisiva, dejando con la miel en los labios a Mathieu y muy disgustado consigo mismo. Y ante un descarado Florian que se ha presentado ante la afición internacional en esta épica carrera.
Se puede criticar la forma de correr de Colbrelli, no gustar su manera de ganar el Europeo, aprovechándose de la rueda de un inconmensurable Evenepoel, pero en esta carrera dejó un listón muy alto. No es fácil seguir la rueda de un poderoso van der Poel, mucho menos en las condiciones en las que han corrido esta Paris – Roubaix. La fuerza ofrecida, la capacidad de superar los tramos de adoquines enfangados, la habilidad mostrada en el barro con la velocidad que se hicieron los últimos kilómetros, nos dejan a un enorme campeón del Monumento ciclista más importante de la temporada. ¡Qué año para Italia, qué año el de Sonny!
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