La trayectoria de Tom Dumoulin (1990, Maastricht) encima de una bicicleta terminó el pasado 30 de julio, tras la disputa de la Clásica de San Sebastián. El neerlandés de 31 años sorprendió a todo el mundo al anunciar en un comunicado en Twitter el final de su carrera “con efecto inmediato”. Sin embargo, el ganador del Giro de Italia de 2017 dijo a principios de junio que no pondría fin a su actividad como ciclista profesional hasta finales de 2022, estableciéndose como objetivo final la disputa del Campeonato del Mundo en Wollongong (Australia) por el que incluso declaró estar “impaciente y motivado”. Sin embargo, la mariposa de Maastricht –apodo con el que se le conoce desde su juventud– decidió declinar esta ambición y acelerar su despedida.
Sus primeros pasos como profesional los dio en el equipo continental del Rabobank en el 2011, antes de pasar al Argos Shimano (estructura que más tarde se llamaría Giant-Alpecin y Team Sunweb). Finalmente recaló en la formación del Jumbo-Visma (a partir de 2020). En su brillante palmarés acumula 22 triunfos. Los más destacados son la maglia rosa en el Giro de Italia de 2017, el maillot arcoíris logrado en Bergen (Noruega) en el Mundial de contrarreloj individual y por equipos de ese mismo año, y un total de 9 victorias de etapa en las tres Grandes Vueltas (3 en el Tour, 4 en el Giro y 2 en La Vuelta). A esto hay que añadirle sus dos platas olímpicas, la de 2016 en Río de Janeiro (solo superado por un exuberante Fabian Cancellara) y la 2021 en Tokio (esta vez sobrepasado por su compañero de equipo Primož Roglič), y sus dos segundos puestos, en el 2018, en las generales del Giro de Italia y del Tour de Francia.
«No puedo más»
Como recordatorio, Tom Dumoulin ya había puesto su carrera profesional por primera vez entre paréntesis a principios de 2021 –tras un burnout–, antes de reanudarla unos meses después y ganar una medalla de plata olímpica en la contrarreloj en Tokio. Después de un difícil comienzo de temporada el año pasado, marcado por un Giro extremadamente decepcionante (abandonó en la etapa 14ª), el excampeón del mundo de contrarreloj expresó entonces su deseo de pasar página a finales de año, sintiendo que su cuerpo estaba “cansado” y ya no tenía ganas de hacer los sacrificios necesarios.
La idea inicial de poner punto y final a su carrera tras los Mundiales de Australia, se vio trastocada por una serie de desilusiones que le llevaron a tomar la decisión que ningún amante del ciclismo queríamos escuchar: «No puedo más. El tanque está vacío, las piernas son pesadas y los entrenamientos no funcionan como esperaba”.
El cariño de los aficionados, su gran triunfo
La vida deportiva de Tom Dumoulin, del que se llegó a hablar que se convertiría en el nuevo Miguel Indurain, estuvo plagada de momentos inolvidables, reveladores o, incluso, delirantes. Los aficionados españoles recordamos la edición de la Vuelta a España de 2015, aquella que el neerlandés perdió en la última etapa frente a Fabio Aru, víctima de la fragilidad de su equipo y de la fortaleza de un Astana (equipo por entonces del mencionado Aru), que contaba en sus filas con Mikel Landa, Luis León Sánchez o Andrei Zeits que le sirvieron el triunfo en bandeja al sardo para que se alzase con su primera y única Vuelta Grande. Tom perdió, pero la entrega y sacrificio que demostró por preservar el liderato le encumbraron como uno de los corredores de referencia en el pelotón internacional.
Otro de esos instantes con los que se ganó el corazón de la gente fue en el Tour de Francia de 2016, en el que corrió para sí mismo logrando dos etapas, una de montaña y otra en contrarreloj, antes de caerse y fracturarse la muñeca. Dumoulin no llegó ese año a París, pero por el camino se ganó el respeto y el cariño reservado a los más grandes . Probablemente su mayor hito se produjo con la victoria en el Giro del 2017, a pesar de un ‘apretón’ que le obligó a echar pie a tierra tras haber mantenido a raya todos los ataques de sus rivales en el Mortirolo y el Stelvio. Quintana y Nibali, más escaladores que él, le atacaron sin piedad, obligándole a subir y bajar el Umbrailpass en solitario, en una contrarreloj desesperada que logró saldar con éxito.
Futuro incierto
Ya retirado se ha especulado mucho sobre su futuro más inmediato. La prensa neerlandesa informó que NOS y Eurosport le hicieron una propuesta de trabajo para que colaborase con ellos en un rol como analista. También se le ha ofrecido la posibilidad de trabajar para la formación belga Intermarché-Circus-Wanty. Lo que está claro es que ofertas no le van a faltar, tanto en los medios de comunicación como en el seno de un equipo profesional, pero por ahora Dumoulin no se ha planteado nada. Los últimos meses, tras colgar la bicicleta, los ha pasado viajando de mochilero por Fiji y Costa Rica, y el pasado noviembre estuvo haciendo ‘mountain bike’ en el Himalaya. Ese es, de momento, el futuro de Tom, volar libre como una mariposa.
El pasado 15 de agosto, en una carta publicada en su perfil de Twitter, Tom Dumoulin anunciaba su adiós definitivo del ciclismo profesional: